jueves, 5 de junio de 2014

Hannibal, un placer para paladares exquisitos.


Hace tiempo que quería escribir sobre esta serie, pero tras ver la season finale de la segunda temporada me he reafirmado en que debo recomendársela a todo el mundo. Así que aquí van algunas razones para ver este maravilloso thriller psicológico, que aunque no es apto para todos los paladares no podemos rechazarlo sin haberlo probado antes.

En primer lugar quiero evitar comparaciones, pero mucha gente dice que tiene similitudes con Dexter, y en cierto modo es así, pero ésta es mucho más oscura y compleja. Dicho esto, si te ha gustado Dexter Hannibal te encantará.

¿Por qué ver Hannibal?

Os mentiría si os dijera que en algún momento me lo llegué a preguntar, porque si has visto El silencio de los corderos, alguna de las demás adaptaciones al cine o has leído alguna de las novelas de Thomas Harris (en las que se basan la serie y los films) la respuesta es obvia, ¿quién no quiere saber cómo era el doctor Lecter antes de estar encerrado y separado del mundo por esa celda de cristal?
Aun así para los fans de este misterioso y carismático personaje puede haber una barrera inicial, y es que saber que no veremos a Anthony Hopkins como Lecter puede hacer que empecemos la serie con una actitud algo negativa, pero no es más que una primera y lógica impresión que hay que dejar de lado rápidamente, porque la interpretación de Mads Mikkelsen es tan sublime que se sitúa a la altura de su predecesor sino por encima (si se me permite el atrevimiento). El Hannibal que se retrata en esta nueva adaptación de Bryan Fuller es uno que no hemos visto hasta ahora, en esta época aún es un hombre libre que se dedica a la psiquiatría y que tiene una vida normal (con sus peculiares aficiones), lo que hace que Mads Mikkelsen pueda dotar a este personaje de mucha más profundidad de la que podríamos imaginar, enriqueciéndolo más si cabe en cada capítulo y creando un Hannibal Lecter encantador y perturbador al que podemos llegar a querer sin ningún remordimiento.


Para los que no habéis visto nada de esta franquicia la curiosidad debería ser más que suficiente, pero por si aún dudáis os diré porqué se ha convertido en una de mis series favoritas.

Puede que de entrada la ficción parezca un procedimental como cualquier otro, pero el uso de estos recursos (y no siempre) no es más que una forma de ir tejiendo las redes de lo que será el arco argumental de la serie, que no es otra cosa que la relación entre Hannibal Lecter y Will Graham, un peculiar investigador del FBI con extrema empatía y una mente que le permite pensar como un asesino, lo que le hace tan especial como inestable y le mantiene a un paso de convertirse él mismo en uno. Esa fina línea que lo separa de lo que más odia y teme es lo que atrae profundamente al doctor Lecter, que será el encargado de cuidar de su salud mental y mantenerlo alejado de ese precipicio.

Este es el punto de partida de este thriller, que destaca por su soberbia fotografía, su estética y su escenografía tan cuidadas que hacen de cada plano una obra de arte, y que cada segundo nos resulte tan sumamente atractivo que no podamos dejar de mirar la pantalla por muy desagradable que sea lo que se nos muestra, esa es la magia que hace a Hannibal tan interesante. Cuando vemos las grotescas escenas del crimen nos maravillamos tanto como nos asustamos o asqueamos, es el maravilloso juego entre la atrocidad y la belleza, entre lo explícito y lo implícito que la ficción lleva a su máxima expresión al mostrarnos al Hannibal chef cocinando los platos cuya procedencia conocemos de sobra, aunque no siempre le vemos en acción, y no solo degustándolos él sino organizando cenas y sirviéndola a sus invitados. En este punto, y en contra de lo que sería más lógico, uno no puede más que sorprenderse de lo suculentos que parecen esos platos aunque sepamos todo lo que hay detrás.

Este es el plano que más me gusta de la serie, y el primero que me viene a la cabeza al pensar en hacer de lo horrendo algo artístico. 

Todo esto sumado a su inquietante y sublime banda sonora constituye la atmósfera general en la que se desarrollará toda la acción perfectamente escrita, que cuenta con sorprendentes giros de guión y con unos personajes tan profundos como la propia belleza de la serie. Es un acierto haber podido recrear a personajes como el de Will Graham, el cual en el film El dragón rojo no era ni la mitad de interesante y digno de ser el adversario de un personaje como Hannibal Lecter, que también hay que decirlo, está brillantemente interpretado por Hugh Dancy.

La relación de amor-odio que se establece entre los dos protagonistas es sumamente intensa, y está reflejada mediante complejos y profundos diálogos plagados de metáforas que ahondan en lo más profundo de la psique humana, y están tan bien escritos que hacen que en muchas ocasiones te llegues a plantear tu propia cordura. Pero no sólo ellos son dignos de destacar en esta ficción, ya que los secundarios también están perfectamente construidos para formar parte de ese entramado de relaciones necesarias para el correcto desarrollo del argumento principal, todos son piezas del tablero en el que Hannibal y Will juegan su particular partida.

En resumen podríamos decir que Hannibal es una serie digna de ser llamada obra de arte, tanto por su estética como por su guión, su estilo de narración y sus maravillosas interpretaciones (merecedoras de Emmys). Es hermosa y perturbadora a partes iguales, un constante juego sensorial que te sumergirá en su atmósfera y sus reglas y te llevará en volandas de un lugar a otro sin que sepas realmente lo que estas viendo, cada capítulo es un batalla mental entre el gato y el ratón que te incluirá sin que sepas bien en que bando estás. Puede que no sea perfecta, si es que alguna lo es, pero va in crescendo hasta llegar a una insuperable segunda temporada con un final que bien podría ser uno de los mejores sino el mejor que he visto, desde mi humilde perspectiva es de lo mejor que se ha podido ver en televisión en los últimos años.

Es una serie que se disfruta tanto como cualquiera de sus exquisitos platos, un placer para todos los sentidos y sin el que muchos ya no podemos vivir, así que para los que os atreváis a enfrentaros a ella… Bon Appé­­tit, no os arrepentiréis. 


PD: De regalo un gif en el que se aprecian las dotes culinarias del Dr. Lecter.